Durante todo el tiempo que el hombre ha estado pisando esta tierra, ha habido egoísmo y dolor. Las personas que tienen buena situación económica y casi no necesitan nada, siempre están pidiendo más como si aquello que tienen aún no fuera suficiente. Aquellas personas nunca se han detenido a pensar en otros que sufren mucho más que ellos, o tal vez lo han hecho pero luego se distraen y siguen el rumbo normal de su vida. Nadie reflexiona acerca del hambre y sufrimiento que ahora están pasando aquellos niños de Somalia, que ni siquiera tienen lo necesario para un ser vivo como lo son alimentos y agua. Hay fotos de esos niños que representa realmente su vida como está actualmente, y la mayoría no se atreve a ver por miedo a las impactantes imágenes que allí se muestran, o por lástima. A todos nos cuesta creer que aquellas imágenes sean verdaderas, y que en este momento hay más de 30.000 niños que están muriendo de hambre, de dolor y de pena. Esos niños de Somalia nunca han jugado, prácticamente no saben lo que es la felicidad. No se merecen aquello que ahora están viviendo. Ya mucha gente está ayudando para darles alimento a esos niños y sus familias… sin embargo, aún no es suficiente. Organizaciones como la ONU y la UNICEF están intentado tranquilizar esta situación de hambruna, pero la gente no logra entender de lo que trata aquella causa. Es decir, nadie se atreve a “ponerse los zapatos” de esas personas de Somalia ni ver tanto dolor que ahora están pasando. El problema es que podríamos seguir esperando 1.000 años más en llevar toda la ayuda posible, y durante todo ese largo tiempo de espera, los niños de Somalia seguirán muriendo con la ilusión de algún día ser ayudados y llevados de allí.
“Lo único que agradezco, es que cuando mueran, podrán salir de aquel infierno y ser llevados al cielo, y descansar en paz…”
Ayer por la noche, pasaron por la televisión una noticia de último momento acerca de Somalia. Ya se ha hecho habitual que los periódicos y la televisión hablen de casi 30.000 niños muertos en Somalia, cada día. En clases de lenguaje, la profesora nos mostró unas imágenes terroríficas de los niños somalíes. Supongo que la profesora, además de tomar aquel video como referencia a este trabajo, quería darnos una lección muy importante sobre la vida y aprender a reflexionar acerca de aquella situación realmente desastrosa.
Confieso que durante la noche del mismo día, no pude dormir, no sé si de temor o por el sentirme miserable, sin mover un dedo para ayudar a la gente que ahora se está muriendo de inanición. Tampoco pude comer mi desayuno en paz, siempre se me iban a la cabeza las imágenes de esos niños en hambruna, con los huesos notorios bajo su piel delgada. Me sentía miserable, no sabía que hacer para borrar aquel remordimiento y tranquilizarme.
Pues entonces, es cuando me puse a pensar, y me dije a mí misma: “¿Qué puedo hacer?”…
En primer lugar, debía buscar la información, si quería hacer algo debía saber todo acerca de Somalia. “Geográficamente, la Republica Somalí es un país ubicado en el llamado Cuerno de África. Al oeste y noroeste limita con Etiopía y Yibuti, al sur con Kenia, al norte con el golfo de Adén, y al este con el océano Índico. Tras una larga guerra civil, el país se encuentra de facto dividido en pequeños estados y facciones independientes, sin un poder que lo gobierne en su totalidad. Es considerada un Estado fallido por diversos medios de comunicación.” ¿Un estado fallido? Eso significa que a Somalia le hacen falta los recursos básicos para ser un buen gobierno, ¿no? Eso no me importa… pero me importa que, a causa de eso, afecten a las familias inocentes.
Esto es injusto. Ya he visto a muchas organizaciones que intentan ayudar y nada… Y aún así no logran comprender por qué se creó Anonymous. Quizá aquella organización (o mejor dicho, gente con ese ideal) que usa formas “ilegales”, por así decirlo, para obtener libertad y justicia, sea la única que realmente se esfuerza por ayudar, de una forma muy particular: derrumbando los gobiernos. Todos podríamos ayudar, de manera anónima, solamente que no se nos da la gana, y punto. Si, esto es una crítica a aquellas organizaciones que creen hacer todo lo posible por ayudar, y no consiguen nada.
Según muchos, el amor es lo más importante, pero así no estamos dando ninguna prueba de amor. Nos paramos a ver cómo hay gente que se arrastra por el suelo como un perro, moribundos y hambrientos, y aún así no hacemos nada. Lectores, analicen esto: ¿Es mejor hacer algo que hacer nada? Por supuesto que si, pues así podría demostrarse que realmente nos importa el resto de la humanidad, y darle una muestra a Dios de que queremos ayudarlos en lo posible.
Tal vez lo material no sea lo adecuado, como muchos afirman, aquellas ayudas van directo al gobierno, es decir, no alcanzan a llegar a las familias que realmente las necesitan. Sería mejor practicar las pruebas de fe y esperanza, aquellas que pueden hacer mucho más que lo material. Orar en las noches por aquel país, o mejor dicho, aquel continente, no cuesta nada. Pedirle a Dios que aquellas familias tengan un momento de paz, puedan vivir mejor y ser felices… Incluso para que puedan salir de ese infierno y juntarse con el Padre en los cielos…
En fin, este texto que acaban de leer, espero les haya echo reflexionar que se debe hacer algo por esas personas. No es difícil ponerse la mano en el corazón y decir: ‘’Yo puedo, y debo ayudarlos’. Así como tal, tenemos una frase del ejemplar San Alberto Hurtado que dice “Dar hasta que duela”. Por favor, lectores, pónganse en el lugar de las otras personas, piensen sobre el sufrimiento que aquellas personas estarán pasando en este minuto. Nos aqueja a todos la impotencia de no poder ayudarlos; de saber que están pasando hambre y un sufrimiento desastroso; de tener que imaginarlos sin haber tenido una infancia feliz; morir tan jóvenes; no poder cumplir sus sueños como tener un hogar, comer, tener una vida sana y sin desperfectos.
Aunque aún nadie tiene la respuesta de cómo poder ayudarlos, de la misma forma podríamos rezar y haciendo el bien, dedicándole todo buen acto a ellos… Para que puedan sentir que alguien más en este mundo los está apoyando, amando y ayudando siempre.
Gracias por leer ♥.
Hecho por María José Chazal y Keniguett Romero.